Descubriendo Cuenca

La razón por la que elegí Cuenca como destino de viaje fue porque quería ir a algún lugar donde pudiera escapar de la monotonía de la vida, y Cuenca era el lugar perfecto para hacerlo. Situada entre las gargantas de los ríos Huécar y Júcar y envuelta por formaciones rocosas calcáreas, Cuenca se integra magníficamente en los paisajes rurales y naturales de esta encantadora ciudad.

Declarada “sitio pintoresco” por el patrimonio histórico español, Cuenca es parte de la comunidad de Castilla-La Mancha, justo al suroeste de Madrid. Se tarda aproximadamente dos horas en llegar desde Madrid, o puedes viajar en tren y tomar un autobús el resto del camino. Uno de los muchos aspectos fascinantes de la ciudad es que, en realidad, está dividida en dos ciudades: la ciudad antigua superior y la ciudad moderna inferior.

Rodeada por un muro de piedra, la ciudad baja parece una fortaleza medieval, que era la intención de los árabes cuando construyeron la ciudad por primera vez en el siglo VIII. Y aunque hay muchos edificios históricos para ver, el tema que define a la ciudad hoy es la tradición española con una mezcla de modernismo. Por ejemplo, Central Plaza Mayora tiene varios cafés modernos, museos de arte y tiendas locales para que los visitantes exploren. Y es absolutamente necesario visitar las famosas Casas Colgadas de Cuenca. Construidas en el siglo XVI, estas casas colgantes están suspendidas de acantilados y tienen vistas al río Huécar.

Casas Colgadas (Cuenca, España)

Para mí, una admiradora de la literatura y la historia, el encanto de la ciudad antigua adquiere un significado mayor que las formaciones de piedra caliza por las que es famosa. Mientras paseas por los sinuosos senderos adoquinados a la sombra de los estrechos rascacielos de San Martín, uno no puede evitar sentir como si hubiera viajado en el tiempo a algún lejano pueblo medieval de cuento de hadas. La antigua ciudad se encuentra en lo alto de un acantilado rocoso y empinado, y aunque puede ser un viaje arduo hasta la cima, las impresionantes vistas panorámicas valen la pena la caminata. Uno de los aspectos más famosos de Cuenca es su arquitectura histórica. Por ejemplo, la Catedral de Cuenca es una catedral asombrosa del siglo XII, una de las primeras catedrales medievales y góticas del país.

Y si aún no estás tan impresionado, hay muchísimos lugares increíbles para explorar fuera de las murallas de la ciudad. De hecho, Cuenca ofrece a los visitantes algo más que hermosos edificios y paisajes. Los visitantes pueden practicar senderismo, escalada en roca e incluso nadar en el río Júcar. ¡Incluso hay una playa falsa! Y después de un largo día bajo el sol, puedes visitar la Grotte Del Huesca, ¡un bar construido dentro de una cueva real!

Cuenca es realmente una ciudad mágica y si estás planeando viajar a España, es una visita obligada.